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Barrancabermeja, Colombia
Comunicadora social- periodista, con título de Especialista en Educación Cultura y Política con una sólida formación en los campos disciplinario, humano, ético, técnico e investigativo, capaz de interpretar el entorno social y de integrarme a él, con sentido de responsabilidad, compromiso y participación. Igualmente, con vocación, liderazgo, diseñando y desarrollando estrategias y acciones educativas para la formación de nuevos ciudadanos para escenarios de paz en el postconflicto. 9 años de ejercicio profesional, 7 de ellos en cargos de periodista, reportera y presentadora. Trayectoria en cargos de director y coordinador de programas de televisión en empresas privadas. Conocimiento de procesos de participación pedagógica, formulación y ejecución de proyectos y manejo de equipos humanos. Actualmente miembro acreditado de la cámara internacional de conferencistas, código de acreditación CIC-1144

lunes, 16 de noviembre de 2009

LA CULTURA DE LA INCULTURA


El público de Ocaña pudo disfrutar, en la primera semana de octubre, de un llamativo espectáculo gracias a la Gobernación de Norte de Santander a través de la secretaria de cultura del departamento.
A través del plan de desarrollo “Un Norte para todos”, se propuso retomar ese concepto de trabajo teatral en la frontera, para impulsar espacios de disfrute de las artes escénicas.
Por este motivo se llevó a cabo el encuentro Colombo- venezolano “La frontera en las tablas".
Ocaña es una tierra que para muchos artistas ya sean músicos, pintores, teatreros o bailarines es el centro cultural por excelencia del departamento. Estamos acostumbrados a ser el núcleo para muchos eventos, festivales de danzas, de teatro, binacionales de bandas y mucho más.

Pero para hablar de cultura no es solo de la parte artística, también se debe tener en cuenta la actitud de la población que asiste a este tipo de actividades, y para mi concepto la educación es escaza por no decir que nula.

Primero entremos a analizar las recomendaciones que sólo sirven para una cosa, perder el tiempo, si dicen apagar los celulares o colocarlos en vibrador por qué no somos capaces de hacer caso a esta recomendación, y qué decir de los papás que en su afán de educar a sus hijos los someten a extensas horas en un teatro para que vean algo que no entienden, ¿Será que estos papitos no saben que existe el teatro para niños?

Segundo como buenos ocañeros se tiene por costumbre llegar tarde a todo tipo de eventos, si se dice que es a determinada hora por qué se llega una hora después y encima tienen la poca vergüenza de llamar a los medios de comunicación local a quejarse porque se quedaron por fuera del evento. Esto se llama tener valor, quejarse cuando la culpa es toda de ellos.

Hay otros que piensan que como es gratis tienen toda la libertad de hacer lo que les parece, por eso es común encontrar en esta tierra, epicentro de la cultura. algunos personajes que nos hacen perder la concentración con las bolsas de papitas, o la habladuría, además y para colmo de males, no falta el que hace la rechifla para ovacionar, olvidándose que están en un teatro y no en la plaza de mercado. Y qué decir del sujeto que tiene el complejo del aplauso, no puede ver que se hace algún corte o cambio de ritmo en la obra porque enseguida a mover las manos, esta si es la gota que rebosó la copa.

Fueron Seis días de teatro, en los que no se olvidará la participación del pueblo ocañero. Ojalá el Festival siga creciendo fuerte y la empresa privada siga creyendo en él y en todas las manifestaciones culturales de este tipo, que tanto le aportan a nuestra región.

Y que doña cultura, de vez en cuando asome su cara en estos eventos para engrandecer a nuestra patria chica y pujante.

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